Pedaleando por la llanura de Kibi

29 marzo 2012

Con la llegada de nuevo del calor los campos comienzan a dorarse al brillo del sol mientras los árboles, paradójicamente, recuperan su abrigo perdido meses antes y el ambiente se vuelve a llenar de aromas que, con perdón de los alérgicos, nos regalan el olfato y en más de una ocasión nos trasportan en el tiempo y el espacio. Los días se van prorrogando paulatinamente, invitándonos a salir y disfrutar del mundo que nos rodea. Los parques se llenan de chiquillos casi a la misma velocidad que se empiezan a abrir las terrazas, vuelven los picnic, el paseo y la ruta en bicicleta; vuelve la primavera recordándome días pasados que se equivocaron de estación.  

Uno de esos días tuvo lugar hace algo más de un año, durante el invierno japonés que nos concedía algo de tregua en una jornada campestre que, por lo inusual de la misma, recuerdo con especial cariño. Tras la decepción inicial de la visita a Himeji y al andamiaje de su castillo, volvimos a Okayama para coger un tren local que tras un corto trayecto nos dejó en la estación de Bizen Ichinomiya. Íbamos a visitar la llanura de Kibi, repleta de campos de arroz, salteada con templos y demás sitios curiosos y rodeada enteramente por montes como manda la orografía del país.

Ruta en bicicleta por la llanura de Kibi
Entrada al templo Kibitsuhiko en la llanura de Kibi

Sigue caminando

22 marzo 2012

Hay fechas que están marcadas en negro. Momentos para recordar situaciones difíciles, no olvidar a los que se fueron y tratar de animar a los que siguen adelante. Salen a la luz nuevos datos o nos enteramos de historias de supervivencia y superación. Las emociones vuelven a flotar en el ambiente, sonrisas y lágrimas por igual, con la amargura e indiferencia como telón de fondo.

Como bien sabéis, ya ha pasado un año del terrible terremoto que golpeó Japón y estremeció al mundo entero. Desde estas mismas páginas contábamos las primeras reacciones y el desarrollo de nuestra situación dentro de la tragedia que una vez más hacia acto de presencia en aquella lejana isla que tanto ha soportado a lo largo de su historia. En las semanas previas habíamos hecho amigos, conocido multitud de personas y sido acogidos con gran afecto, nos sentíamos como en casa. Fue por ello que los días que siguieron viví la situación como uno más, pasando las noches en vela mientras trataba de enterarme de alguna noticia y preparado en todo momento para enfrentarme a nuevas réplicas, sin dejar de pensar en la difícil situación que se venía encima y el incierto futuro que nos esperaba.

Chapa de Ampelmann animando a Japón

Hagia Sophia

06 marzo 2012

Parecía que me había olvidado de seguir dando detalles de mi viaje a Turquía tras varias semanas sin escribir nada desde que os presente mis intenciones. Nada más lejos de la realidad. Aunque la actualidad manda, y de ahí que las últimas semanas hayan sido un compendio (del que aún queda por contar) de mí paso por Emilia-Romaña.

Me vienen a la cabeza bastantes historias y anécdotas que poder contar de esta aventura repescada, pero me fallaría a mi mismo si no empezara por rememorar y descubrir la ensoñación que guió mi alma desde el principio por los antiguos confines del Imperio Romano de Oriente.

Hagia Sophia en Estambul